Los números: la RAZÓN. La pelota: el JUEGO y las reglas del juego. El tejo (rayuela): INFANCIA para todos sin discriminación de pertenencia. Los LIBROS: su pasión y su obsesión. Y ÉL; CON SU MEJOR SONRISA DEL NIÑO QUE NUNCA OLVIDÓ. El tiempo y las circunstancias lo hacían adusto y hasta distante. La sorpresa era más grande cuando segundos después se develaba el alma de Bustelo en una sonrisa, una palabra acertada o un silencio prudente.
Texto: Cecilia Rabbi Baldi (esposa)
Foto: Federico Levato |
"A Eduardo Bustelo, con amor infantil" (por Walter Omar Kohan)
Dicen que se ha ido Eduardo. No lo creo. Debe haberse ido a jugar un rato, a distraerse. A divertirse. A recrearse. A soñar que no es verdad que están matando tantos chicos y chicas palestinas todos los días. A disfrazarse de mago y devolvernos la sonrisa en estos días oscuros.
Dicen que se ha ido Eduardo. No lo creo. Lo veo claro, lúcido, diáfano, ingenuo, soñador, como un niño, la última vez que nos encontramos en San Juan. Lo encuentro sonriente, entusiasta, alegre, lleno de ideas y planes, desbordante de energía y vida.
Dicen que se ha ido Eduardo. No lo creo. Está escondido. Le da vergüenza ver lo que hacen los grandes de este mundo. Se ha ido a jugar con otros chicos de su mundo otro. A cuidarlos. A compartir su infancia. A pensar, con ellos, que otro mundo es posible entre nosotros.
Dicen que se ha ido Eduardo. No lo creo. La infancia nunca se va a ningún lugar. Está siempre en todos lados, basta abrir un poco los ojos. Basta mirar hacia adentro. Y allí encontraremos a Eduardo, como siempre, sonriendo.
Walter Omar Kohan,
Rio de Janeiro, 1º de agosto de 2014
"A Eduardo Bustelo: No hay despedida hay cercanía" (por Alberto Minujin)
Con mucha tristeza pero con un enorme cariño, nuestro Director de Equidad para la Infancia dedica unas líneas a su gran amigo y mentor Eduardo Bustelo, en ocasión de su partida física, este jueves 31 de julio de 2014.
E BusteloRecibimos la tristísima noticia del fallecimiento de mi gran amigo y admirado colega Eduardo Bustelo. Escribo esto sin poder creerlo y con una enorme y profunda tristeza, pero con el honor de haberlo conocido y haber trabajado juntos durante muchos años.
La experiencia de haber compartido ideas y esperanzas, discutir y a veces pelearnos, es una riqueza que atesoro muy profundamente, como seguramente la atesorarán todos y todas, no sólo quienes tuvimos la suerte de tenerlo cerca, sino también aquellos a los que iluminó con sus frondosos pensamientos y su acción poderosa.
Eduardo era ante todo una buena y profunda persona. Solidario, conmovido por el dolor de los otros y otras, y siempre en la lucha por el mejor bienestar de quienes le rodeaban. Era un innovador, un emancipador. Con ideas substantivas, originales y liberadoras. Miraba más allá de lo que otros veíamos.
Hoy nos deja una trayectoria excepcionalmente brillante por lo creativo y por haber podido llevar sus ideales a la acción. Su dedicación a la infancia tenía una profunda raíz basada en promover un cambio en la sociedad y el mundo en el que vivimos. En su extraordinario libro “El recreo de la infancia” dice:
"Emanciparse como comienzo significa apartarse del poder previo del 'ya sido'. El comenzarse contiene la indignación y el grito como principios emancipatorios… Por esta razón, argumento que la infancia es una categoría emancipatoria y no una categoría que queda encadenada a la transmisión."
La idea de cambio y emancipación estaba también contenida en un libro que escribimos juntos hace bastante tiempo atrás: “Todos Entran. Propuestas para sociedades incluyentes”, y que cada vez que nos encontrábamos nos proponíamos reescribir. Aunque esta publicación nos haya quedado pendiente, sus ideas siempre estarán entre nosotros e irán floreciendo y multiplicándose.
Eduardo, muchos y muchas te queremos mucho. En este momento, miles de imágenes se me amontonan, como las del multitudinario Congreso Internacional sobre los Derechos de la Infancia en San Juan, donde -como en otras oportunidades- varios miles se agolparon para aprender de ti, para escucharte y aplaudirte.
No hay despedida hay cercanía.
Alberto Minujin
31 de Julio de 2014