martes, 22 de marzo de 2011

Participación en el SEMINARIO "Los derechos de la Infancia y la Adolescencia en tela de juicio" - Barcelona - Marzo 2011

SEMINARIO "Los derechos de la Infancia y la Adolescencia en tela de juicio" – Facultat de Dret, Universitat de Barcelona - 21, 22 y 23 DE MARZO DE 2011


INFANCIA y EMANCIPACION


En el marco del Seminario "Los derechos de la Infancia y la Adolescencia en tela de juicio" dictado en la Universidad de Barcelona, presentamos el “V Congreso Mundial sobre Derechos de la Niñez y la Adolescencia, que se desarrollará del 15 al 19 de octubre de 2012 en Argentina”. La convocatoria la realicé en tanto Coordinador Interinstitucional y Académico del V Congreso Mundial.


El Seminario, organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona en la persona del Titular de Derecho Civil de esa Casa de Estudio, Prof. Dr. Carlos Villagrasa Alcaide; contó con la participación del Dr. Ignacio Díaz de Lezcano Sevillano, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria; Dr. Vicente Cabedo de la Universidad Politécnica de Valencia; los Doctores Paulí Dávila y Luis Mª Naya de la Universidad del País Vasco; el Dr. Manfred Liebel, de la European Network of Masters in Children's Rights (ENMCR); el Dr. Simon Hoffman de la Swansea University (Gales) y la Dra. Rosa Martins. Universidade de Coimbra (Portugal); de Miquel de Paladella, Coordinador ejecutivo del Global Movement for Children; de Antoni Pérez Francés, Delegado en Cataluña de la Fundación Internacional Save the Children; la Sra. Maria Truñó i Salvadó, Responsable de sensibilización y políticas de infancia UNICEF - Comité de Cataluña, el Sr. Benjamín Ballesteros, Director General de la Fundación ANAR; la Prof.. María Magdalena del Rosario  Amengual, Profesora de Instituto de Formación Docente de Nivel Inicial "Carlos Linneo" de Oberá, Provincia de Misiones (Argentina); entre otros.

Entre otras cosas expresamos que “…la Infancia es el resultado de las oportunidades, los estímulos y las experiencias que el mundo adulto que la rodea, es capaz de generar como condiciones de posibilidad. Es la mirada de carácter político, la que pone de manifiesto, devela, la forma de cómo nos ocupamos de ellos y de ellas; cómo impactan determinadas condiciones de vida; cómo moldean sus subjetividades el acceso o no a la igualdad de oportunidades.



Eduardo BUSTELO GRAFFIGNA, señala: 
“…la INFANCIA es la posibilidad de “otro comienzo”. Esto es, poder ser de otro modo. De otro modo, significa otro modo de ser en el mundo. No es un proceso de individuación sino un proceso de ingreso a la otredad…”



Los procesos sociales contemporáneos, con sus variadas complejidades, imponen a esta altura la necesidad de reconocer que lo que más radicalmente cambia son las concepciones adultas de la Infancia. 


A lo largo de la historia, el reconocimiento social, colectivo, de la infancia no siempre ha sido parejo con el avance científico del conocimiento del desarrollo humano y de las necesidades y formas de ser de cada uno de sus ciclos vitales. Más bien, podría decirse que respondieron a las necesidades productivas y de supervivencia del mundo adulto. Nuevamente, es la mirada de carácter político, la que pone de manifiesto, devela, la forma de cómo nos ocupamos de ellos y de ellas; cómo impactan determinadas condiciones de vida; cómo moldean sus subjetividades el acceso o no a la igualdad de oportunidades; en qué consiste la educación, para qué sirve la escuela; o qué debieran ofrecer y garantizar las administraciones de gobierno; y también, cuál es el compromiso real del sector privado. 


En tanto la Infancia pensada como construcción social, su prioridad, a la hora del diseño de Políticas Públicas, deviene en un compromiso colectivo, en una suerte de pacto social por la Infancia. No ya solo por ocuparnos y/o preocuparnos por el sector más desprotegido de toda sociedad, sino porque lo que el adulto persigue para la vida de los niños, en última instancia también y paradojalmente, no es sin consecuencia para las infancias, como para sí mismo.


Reconocido esta instancia, este acuerdo colectivo, en definitiva, lo que significa es identificar las necesidades, de prestar atención y dar las respuestas a los requerimientos de las Infancias de forma diferenciada a la de los adultos, y en las que se priorizaran sus intereses y demandas.                       


Este proceso, no es sino, la etapa para la construcción de los criterios de Ciudadanía que la Infancia estará en condiciones de empoderarse y desplegar en su vida adulta. Etapa vital, que no se mide ni por la maduración biológica ni por criterios madurativos subjetivos. Más bien un tiempo que va ser socialmente definido y reconocido, diferenciado del mundo de los adultos; donde las condiciones de posibilidad brindadas, influirán a esa Ciudadanía de las Infancias. Debiera entenderse, entonces, que su construcción, implica, se reconoce y obliga a la elaboración de Políticas Públicas en la perspectiva de los Derechos Humanos, como herramienta de universalización e inclusión.


Se hace necesario, entonces, fijar una matriz útil en la definición de las políticas y estrategias de intervención tanto de los Estados como de los actores sociales, como también para el diseño de acciones para la fiscalización y evaluación de políticas y estrategias. 


Ahora bien, un abanico de relaciones se abre entre derechos y políticas. A partir de este enfoque, resulta posible evaluar estándares mínimos de derechos contenidos en las actuales políticas de desarrollo como también en las políticas públicas, por su parte permite analizar los alcances del principio de igualdad, de participación social, de no discriminación y el “empoderamiento” de sectores vulnerados.


Su capacidad de asumir reclamos de exigibilidad de Derechos de los sectores excluidos comienza por reconocer que los mismos son titulares de esos Derechos y que generan obligaciones al Estado, de las que no están exentos ni el sector privado ni las corporaciones. 


Analizando el alcance específico del enfoque de Derechos como exigibilidad, vemos que en esta nueva etapa no solo deben ser exigibles por ante el Estado sino también hacia una Sociedad Civil, ajena muchas veces, a la denuncia de la violación de derechos de la Infancia y la Adolescencia que cometen a diario los sectores privados y las corporaciones. Tan solo como ejemplo es buenos reflexionar sobre la insensatez de exigirle al Estado mayor inversión sin denunciar a las corporaciones que eluden su compromiso fiscal. Para solucionar problemas como la pobreza, la exclusión social y la discriminación; es necesario incorporar derechos humanos que incluyan derechos sociales, imprescindibles para una estrategia de desarrollo de la Infancia y Adolescencia. 


Las herramientas que el Estado debe poner a disposición de revertir los niveles de “vulneración de derechos” que se han producido, deben tener centralidad y magnitud.