Una política Educativa de Calidad no es ajena a una política Educativa Inclusiva, y eso implica también la cuestión docente. Si quienes administran los asuntos públicos no identifican que hay sectores de la población o zonas de su distrito donde se dificulta garantizar el acceso a la educación, no pueden pretender que se les reconozca como una buena gestión.
Quien Administra el Estado es el que debe encontrar las herramientas necesarias para dar respuesta y asegurar la educación de su población. Esto significa cubrir designaciones docentes y habilitar vacantes. Algo tan sencillo y trivial pareciera que la gestión Macri-Narodowski la desconociera. Y eso que dicen ser los exponentes de una gestión eficiente.
Hoy en la ciudad de Buenos Aires hay más de 4.000 “potenciales estudiantes” del nivel primario que no tienen vacantes, o sea no hay aulas, pupitres ni maestros para ellos. Pero hay otros 500 estudiantes de nivel medio que teniendo su vacante, tampoco tienen garantizada su educación porque no hay docentes designados para sus aulas. Y casualmente la mayoría de estas situaciones se verifican en la zona sur de la Ciudad, la más postergada y empobrecida del distrito.
En tiempos donde la indignación es moneda corriente, por situaciones que nos preocupan a todos, como la inseguridad; esta desaprensión por la educación pública de los sectores menos favorecidos de la Ciudad, debiera asumirse con igual o mayor indignación; máxime que luego, y muy probablemente, serán estos sectores los destinatarios de las sospechas y temores de una parte de la sociedad que suele mirar con un solo ojo.
“Inseguridad”, “paco”, “exclusión”, solo puede afrontarse con seriedad si el Estado prioriza y garantiza la educación pública para quien la necesita. Entonces si puede hablarse de gestión de Calidad. Hacer otra cosa es engaño.
Jose Machain
