La cuestión de las “prácticas”
en la configuración social de la infancia
- Lunes 14 de abril de 2008 - Instituto del Profesorado "Carlos Linneo" - A la charla asistieron Profesores y alumnos de formación docente del Instituto y representantes de otro Institutos de formación docente de la Ciudad de Oberá.
- Martes 15 de abril de 2008 - Escuela Nº 667 Mayor Carlos Krausse - A la charla asistieron docentes y operadores pertenecientes al Programa "VAE - Volver a la Escuela", del Ministerio de Educación de la Nación.
Prosecretaria del Consejo General de Educación de la Prov de Misiones
Los modos de abordaje y de intervención en las cuestiones de niñez e infancia, son en esencia construcciones sociales que responden a un criterio particular de lo verdadero y lo falso, de lo normal o problemático, según el momento histórico y el paradigma vigente en cada momento.
Las prácticas sociales hacia la niñez e infancia que se fueron configurando durante los años de vigencia de la Ley de Patronato, y que se sustentan en el Paradigma de la “Situación Irregular” que definían esa ley, no cambian de manera automática cuando ésta se deroga y se sanciona otra que se forja en un Paradigma diametralmente opuesto; el de la “Protección Integral”.
La sanción de una nueva ley no alcanza para que un nuevo paradigma asuma su vigencia en toda su dimensión. Para ello se hace necesario trabajo desde el propio Estado, en tanto implementador de Políticas Públicas, pero fundamentalmente de cada agente involucrado en la cotidianidad de intervención con las niñas, niños y adolescentes.
Las prácticas cotidianas de quienes operan con la niñez e infancia, son las que cristalizan en los cuerpos de esta población, el criterio que en definitiva, el Estado le tiene destinado a cada niña, niño y adolescente. Lo que en definitiva va a moldear la noción de niñez e infancia para su tiempo.
La Convención de Derechos del Niño (CDN), inspiradora de la nueva norma reguladora en la República Argentina, la Ley 26.061 de “Protección Integral”; impone a los Estados la obligación de establecer medidas protectoras, mencionando no solo medidas legislativas o administrativas sino también medidas sociales y educativas apropiadas.
No podemos negar la importancia que tienen para la niñez y sus familias las políticas económicas, sociales, educativas, etc., que aplican quienes están a cargo del gobierno del país, provincia o municipio en cada momento. Estas decisiones políticas estratégicas no surgen de “la nada” sino que son resultado del aporte, opinión y construcción de muchas personas y además deben ser ejecutadas por otras, sobre los que recae parte de la responsabilidad, y que son los involucrados en las cuestiones de la niñez, a través de sus modos de intervención.
Los profesionales y técnicos abocados al trabajo con la niñez e infancia, son los que desde su accionar detentan, según su formación y su saber, el poder de establecer qué caminos de abordajes se privilegian. Para ello debieran basarse en una mirada ética y reflexiva de las consecuencias de su intervención, a la vez de utilizar un abanico de acciones que permita armonizar los diferentes recursos técnicos y operativos que cuentan a su alcance para que su intervención no sea vulneradora de los derechos que pretende garantizar.
La transición de un Paradigma a otro, implicará al interior de las instituciones que abordan la temática, y por ende de sus profesionales y técnicos, una reformulación de sus propios marcos conceptuales, procurando nuevos modos de abordajes, contrarios a los instituidos desde hace más de un siglo y promoviendo, a su vez, en los colectivos profesionales, un proceso de análisis y reflexión, que desde una perspectiva crítica, confluyan en estrategias de intervención que promuevan la autonomía de los actores involucrados.
Será a la hora de abordar las intervenciones profesionales y no profesionales en la problemática de la infancia, como construcción histórico-social, donde se debiera analizar los paradigmas existentes en la materia, puesto que constituyen los modos de ver y comprender dicha realidad social, configurando un “desde dónde”, que sustenta las teorías, metodologías y el proceder científico que dan significatividad a las prácticas.
Toda acción proactivas desde el Estado, implica reconfigurar las nuevas miradas, las nuevas plataformas desde donde se debieran pensar los nuevos modos y hasta las nuevas políticas.
En ese marco la escuela se encuentra en la necesidad de ser la instancia superadora del aprendizaje por familiarización, desplegando los recursos propios del trabajo pedagógico racional. Pero la dificultad está dada en que en la actualidad, se le impone a la escuela un escenario donde las diferencias sociales se han incorporado en tanto diferencias culturales.
Es preciso poner en relación la cultura extraescolar con el capital cultural que la institución-escuela se propone explícitamente inculcar. Desde el umbral de la escuela, l@s niñ@s ya están diferenciados, y no por tipo y cantidad de saberes; sino también por actitudes, predisposiciones y valoraciones de sus propias cotidianidades.
Paralelo al Patronato, la Escuela a lo largo del s.XX, se encargó de configurar una otredad signada por la vocación homogeneizadora de convertir a los habitantes en ciudadanos de una misma nación. Combatiendo los particularismos y reduciendo las diversidades socio-culturales.
El desafío para la Escuela hoy no solo pasa por la re-construcción del sujeto; sino, fundamentalmente, por la construcción de un sujeto de derechos, velando por su diversidad y reduciendo la desigualdad.
Abril 2008